jueves, 3 de marzo de 2011

SMILES (o como una conspiración internacional comienza con una simple sonrisa)

- Qué hace este indio acá?... fue lo primero que me pregunté al ver la cara rechoncha de un aborigen comechingón mirándome desde la pantalla.
Estaba trabajando algunas fotos en el Picasa, el popular programa de Google para guardar y editar fotografías, muy útil para quienes lo hacen modestamente y no buscan algo mas profesional como el Photoshop; accidentalmente había abierto la aplicación PERSONAS... allí estaba la cara del indígena en cuestión, al principio pensé que sería alguna fotografía obtenida por mi hija (quien me sigue los pasos “fotográficos” y en ocasiones utiliza mis equipos) pero pronto lo descarté porque, en los metadatos exif (la huella digital de cada fotografía) me indicaban que la fecha de toma era durante mi período de vacacione
s en la provincia de Córdoba... intrigado busqué el archivo maestro, es decir la fotografía guardada en la carpeta original.
Con sorpresa comprobé que el rostro del aborigen en cuestión estaba en una vieja fotografía que colgaba de una de las paredes de la Capilla Santa Bárbara, una pequeña construcción religiosa perdida en la Pampa de Olaén, una solitaria
comarca rural cordobesa, en la que había obtenido varias tomas de su interior.
El programa había identificado un rostro (junto al de otros indígenas mas de la misma vieja fotografía), la había ampliado, perfeccionado, recortado y archivado en esa aplicación, además, el mismo programa me solicitaba que lo identificara con un nombre.
Extrañado comencé a mirar los demás rostros que, prolijamente ordenados (en grupos de personas CON LA MISMA CARA) había allí... mas de tres mil seiscientos rostros!!!.
Muchas de las personas las identificaba, pero muchas otras no... jamás había abierto la apl
icación y no entendía nada... al buscar las fotos originales, comprobé, con creciente inquietud, que el programa había detectado los rostros de TODAS LAS PERSONAS QUE APARECÍAN EN LAS FOTOGRAFÍAS, también las de aquellas que circunstancialmente pasaban cerca del objetivo (y que yo obviamente no conocía ni había tenido intención de fotografiar) e incluso las caras que se veían en fotografías que se encontraran cerca de la cámara, no importa cuan pequeñas aparecieran.
Cerré el programa pensando en lo terriblemente eficiente que era esa herramienta, pero en mi interior una luz de alarma se había encendido y ya no se apagaría.
Esa noche me cos
tó conciliar el sueño. La inquietud que me había despertado el hecho que un programa pudiese detectar, clasificar y ordenar tan PROLIJAMENTE rostros humanos, al punto de identificar la misma persona en distintas edades y tiempos fotográficos me asustaba, pero aún no había entendido por qué.
A la mañana siguiente lo primero que hice fue buscar las fotos originales de algunas personas que yo no conocía, ni recordaba haber fotografiado, y que aparecían varias veces. Con horror comprobé que algunos rostros (de personas que pasaban en esos momentos cerca de mi cámara) volvían a aparecer en distintas fotos en otros momentos... particularmente me causó viva impresión una señora mayor que aparecía en una estación de servicio cerca de Rosario, luego en una mesa de un restaurante de Villa Giardino y luego en la escalera del mirador del cerro Uritorco, en Capilla del Monte.
Evidentemente aquella mujer había viajado, como yo, en plan de vacaciones a Córdoba, y la casualidad
la había puesto en los mismo puntos turísticos que a mi... lo siniestro era que el programa la había individualizado y agrupado en mis archivos.
Allí comencé a entender el horror subyacente que me produjo la aplicación.
Así como yo, sin demasiado esfuerzo, PODÍA IDENTIFICAR A ESA MUJER, Y SITUARLA EN UN PUNTO ESPECÍFICO DEL MUNDO, EN UNA FECHA Y UNA HORA DETERMINADA, TODAS LAS DEMAS CARAS QUE HABÍA EN EL PROGRAMA, INCLUSO LA MIA, TAMBIÉN PODÍAN SER UBICADAS CON IDÉNTICA PRECISIÓN. Para ponerlo en claro: gracias a los metadatos exif que toda fotografía digital posee (donde además de los detalles técnicos de la toma está fecha y hora, e incluso en modelos mas mode
rnos de cámaras –con GPS-, o en las cámaras de celulares SE PUEDE IDENTIFICAR EL LUGAR EXACTO DONDE SE TOMO LA FOTO), el programa (y quién tuviese acceso a él) podían situar a una persona en un punto preciso del planeta en una fecha y hora exacta, POR EL SOLO HECHO DE HABER APARECIDO EN UNA FOTOGRAFÍA, mas lejos aún, el mismo programa podía identificar a personas DE UN MISMO GRUPO, A AMIGOS, PARIENTES, COMPAÑEROS DE TRABAJO Y DEMAS RELACIONES DE UNA PERSONA, también podía identificar gustos, formas de vida, costumbres sociales, bebidas favoritas y cualquier otra información objetiva o subjetiva que apareciese en la imagen...
EN ESE MOMENTO COMENZÓ A FALTARME EL AIRE.
Como una exhalac
ión corrí escaleras arriba a la computadora de una de mis hijas, al abrir su Picasa vi, con horror, que ella le había puesto nombre a cada rostro, incluso al mío que aparecía en muchas de sus fotos....
Esa tarde me dedique a ver de que otras formas se obtiene información a través de la red, pero sin duda pensaba que ésta era colosal.
Que ingenuo.
Lo primero que me llamó la atención era un reclamo del mismo Google, que me informaba, que para PROTEGERME me solicitaba mis correos alternativos (para recuperar la información en caso de olvidos o extravíos) en la misma página, como AL PASAR, había un lugar para anotar el número de mi teléfono móvil...
Genial, muchas personas NO USAN su verdadera identidad en muchas de sus operaciones en la
web, pero LA MAYORÍA tiene al menos un correo legal y en forma para casos importantes ( al asociar ambas cuentas, ya está, sé quien sos en realidad)...ay, ay ay...!
Sigo: gigantescas bases de datos de impuestos, sin mencionar a my space, facebook, sónico y quién sabe cuantos mas...de salud, de compañías de turismo o de dentistas y hoteles, de tarjetas de crédito o supermercados, permiten asumir que quién pueda cruzar los datos puede tener un completo perfil de una persona... solo le faltaba poder ponerle rostro y ubicarlo en alguna parte.
Y YA ESTÁ HECHO.
El Picasa es so
lo la punta de un gigantesco Iceberg cuyo oscuro propósito solo puedo conjeturar pero que me llena de espanto.
Para qué se necesitaría tan FINA información de una persona cualquiera?... algunos podrían pensar que para encontrar a tipos como Bin Laden o cosa por el estilo, pero la realidad es mucho mas siniestra y horrorosa:
Quien pueda tener acceso a semejante información de una persona o de un grupo de personas específico puede, mínimamente, establecer un estudio de mercadotecnia ESPECÍFICO para esa persona, h
aciéndolo, para ella, irresistible.
Pero voy mas lejos: cruzando una base de datos médica con un rostro, podría, si tuviera el poder y dinero suficiente ( y créanme, hay gente así...), encontrar a la única persona que posea un grupo sanguíneo extraño y compatible para un transplante (y no me imagino que el “acuerdo” para que el identificado entregue un riñón o los pulmones sería equitativo), encontrar, identificar y por que no, “eliminar” cualquier persona en el mundo que le molestase... también se podría buscar, como en una góndola de supermercado, la muchacha (o muchacho) que algún oscuro pedófilo, sexopata o lo que fuera desearan para si, y simplemente mandar por alguien a buscarlo...
Paranoico?.
Podría parecer... pero ciertamente posible, extraordinariamente posible.
Cualquiera pue
de, con un poco de inteligencia, llegar a las mismas conclusiones a las que llegué
Sin contar los miles y miles de otras cosas que se podrían hacer con una información semejante...
Podemos evitarlo?... desgraciadamente ya no. Los miles de millones de cámaras digitales, celulares y demás aparatos que toman imágenes tarde o temprano nos encontrarán... y desde la inocente camarita de algún adolescente o de una torre de tránsito nuestra cara podrá ser situada en un punto específico del mundo en un momento preciso... y si alguien alguna vez nos etiquetó e identificó... adiós.

Así que, queridos amigos, la próxima vez que digan “whisky” frente a un objetivo, deténganse u
n momento a pensar en que oscura oficina alguien (o algo) puede estar evaluando si esa sonrisa le sirve...
Que tengan un buen día.