lunes, 29 de agosto de 2011

La travesía Machete – Blest

La desaparición de un joven misionero en las cercanías de Puerto Blest en la provincia argentina de Río Negro abre la posibilidad concreta de la presencia de Pié Grande o Sasquatch en sudamérica, presencias que los mapuches bautizaron como los Seres Alma del bosque de Lengas...

Río N
egro- diciembre de 1957

El topógrafo italiano Augusto Rollatti entregó las cartas y mapas que habían confeccionado durante la expedición de relevamiento topográfico que comandaba. En la dura expresión de su rostro frente al hombre de Gendarmería que recibía los documentos no podía adivinarse los momentos que él y sus hombres habían tenido que pasar. Nunca en los años que se dedicaba a ese trabajo había atravesado una situación como la vivida en los extensos territorios intangibles que habían relevado desde el arroyo Brazo Machete hasta puerto Blest, sobre el lago del mismo nombre, en la provincia de Río Negro, en la República Argentina. Desde luego no pensaban, ni él ni sus hombres, volver a transitar por aquellos bosques de lengas donde el solo recuerdo de los momentos vividos los llenaba de terror...

Río Negro – septiembre de 1996
El guía de montaña y guardaparque Darío Remori alcanzó a divisar las luces de Puerto Blest,... hacia la izquierda, a la luz de la luna, podía divisar el brillo del agua del la
go Ortiz Basualdo, si lograba llegar al filo del cerro y salir del bosque de lengas estaba salvado... corrió repechando el faldeo hasta que su corazón parecía explotar, atrás dejó lo que quedaba de su campamento; solo cargó con la cámara fotográfica donde guardaba la prueba de que no estaba loco...si ellos encontraban su rastro entre las rocas del arroyo estaría perdido, así que decidió cortar unas ramas con su cuchillo e improvisar unos picos de escalador para subir el repecho de la quebrada en línea recta.
Logró subir los trescientos metros casi al borde de sus fuerzas... exhausto, decidió
descansar unos segundos junto a una raíz que asomaba entre la rocas. En el fondo de la quebrada sonaron aquellos extraños aullidos y su cuerpo se atenazó de terror, de un salto se aferró a la raíz y continuó trepando con desesperación, sin darse cuenta que la correa de su Nikon estaba enganchada en una saliente... de un tirón la cámara se desprendió del correaje y rodó unos metros sobre una roca cayendo enseguida al fondo de la quebrada, despedazándose estrepitosamente.
Adiós a las pruebas..
. ahora lo importante era escapar de ellos, llegó al filo justo cuando en el fondo se oía la agitación entre las rocas... ya estaban sobre su rastro, tenía que correr, correr...
La luz del pub indicaba que estaba abierto a pesar de la hora, los poquisimos parroquianos que estaban allí vieron llegar corriendo al andrajoso y exhausto guardaparque que con el último aliento entró en el recinto desplomándose inconsciente... pero vivo.




Ciudad de Posadas, Misiones – En la actualidad


Max Vignatti soñaba despierto
viendo las fotos de los lagos del sur. El intenso calor que hacia en Posadas esa mañana no lo dejaba pensar y se adhería a su cuerpo como una goma espesa y caliente... le costaba respirar.
“No veo la hora de estar allá”, pensó. El programa era sencillo: disfrutar los próximos veinte días de la montaña, de los bosques y sobre todo de no trabajar. Su familia y su novia estaban en absoluto desacuerdo con aquel viaje que planeaba, pero la decisión estaba tomada.

Llegó a Río Negro los primeros días de noviembre. El tiempo estaba limpio y espectacular, poco viento y temperaturas agr
adables, que invitaban a realizar el proyecto que tenía en mente: hacia unos meses había leído que entre el Machete y puerto Blest existían extensos territorios muy poco explorados y de características topográficas bastante suaves que posibilitaban un trekking sin mayores riesgos.
Desde luego hacerlo solo era bastante arriesgado, pero no tenía miedo y su equipo era muy bueno, además tenía un teléfono satelital con el que podía comunicarse con los puestos de gendarmería en caso de emergencia o con quien quisiese.
La mañana del 17 de noviembre se presentó en el puesto del guardaparque para entregar el rol del viaje, algo que era obligatorio para esa zona luego que varios grupos de andinistas desaparecieran en el área en los últimos años.
Él no pensaba escalar, por el contrario, había proyectado la travesía siguiendo la ruta de unos topógrafos italianos que en los 50 habían sido los únicos (eso creía) en recorrer esa área.
El guardaparque leyó el rol con gesto preocupado:
- Por qué eligió esa área para su rol?. Preguntó con rostro serio
- En realidad se me ocurrió porque es un lugar casi no visitado, además el terreno es bastante sencillo y no presenta riesgos para mi.
- Existen otros recorridos igual de bellos para hacer, le propongo que elija la vuelta del Ortiz Basualdo por ejemplo...
- No, gracias, me llevó mucho tiempo planear este viaje y no quiero cambiar ahora... cual es el problema, oficial?.
El guardaparque Darío Remori guardó silencio mientras miraba los ojos del muchacho...después de todo, que podía decirle en realidad...? si le contaba su historia lo tomaría por loco igual que sus superiores al escucharla en el 96...
- Lleva arma?, preguntó mientras llenaba los formularios de rigor.
- Arma?. No, para que un arma?, no voy de cacería... solo tengo mi cuchillo y una pequeña hacha... - Tome, lleve ésta, cuando se presente a la vuelta me la entrega... cuento con ello para cerrar el rol. Le entregó una Browning 9mm, de las “rosarinas”, un arma que Max conocía bien por haber disparado una similar con su amigo Tomás en las calurosas tardes misioneras... le entregó también dos cargadores completos y una caja de 25 balas. Max la aceptó mas por no perturbar al guardaparque que porque creyese que la necesitaría...
- Ok, le dijo, espero no necesitarla...
- Mejor tenerla y no necesitarla que necesitarla y no tenerla... le respondió con un gesto impenetrable el funcionario.
Max se despidió con una sonrisa y subió a la 4x4 que lo llevaría hasta el brazo del Machete...
Esa fue la última vez que alguien vio a Maximiliano Vignatti .....................................................................................................................................


Treinta días después de la última comunicación telefónica de Max Vignatti con su familia en Misiones, los grupos de búsqueda dieron por finalizada la misma, nada se encontró del joven, ni de su equipo.
La familia y su novia decidieron contratar alguien que lo siguiese buscando. Los lugareños coincidieron en que el único que conocía el lugar como nadie era el guardaparque Darío Remori.
- Iré a buscarlo. No es necesario que me paguen, solo necesito que soliciten al Director del servicio que me dé los días necesarios...Intentaré saber que paso con él, le dijo a la joven novia, que con los ojos arrasados de lágrimas le suplicaba una ayuda que no había hallado en ninguna parte.
La madre de Max lo miró largo a los ojos agradeciéndole con la mirada y el padre estrecho fuerte su mano con la esperanza pintada en el rostro.

- Gracias, gracias.... por favor, encuéntrelo... se lo suplico....

- Haré lo que esté a mi alcance, se lo prometo.
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Cinco días mas tarde:


Los disparos del FAL resonaron el lo profundo del bosque de lengas... esta vez el guardaparque tenía con que defenderse y ellos no se acercaban mucho... aunque siempre estaban acechando... esperando el descuido,
el error... el sueño. Siempre.
Había establecido un perímetro de defensa con hilos y latas llenas de piedras, si algo se acercaba sonarían y lo pondrían sobre aviso, de todas formas si en un par de días no encontraba nada debería irse de allí sin cumplir la promesa que había hecho a la familia de Max.
Estaba siguiendo la ruta de los topógrafos italianos como lo había hecho dos meses antes el joven pero no había rastros de él. Solo había encontrado restos de una fogata, algunas latas vacías y un trozo de tela que podría haber sido de una carpa, fuera de eso, nada.
El arroyo estaba cerca y necesitaba agua, tomó el fusil y el bidón plegable y se encaminó hacia el curso de agua... en el bosque se escuchaban esos extraños aullidos por todas partes. Pero ahora no tenía miedo. Solo una furia contenida por muchos años de pesadillas y terror, que habían surgido de aquellas jornadas del 96 en ese mismo lugar.. solo deseaba que alguno se mostrara para centrarlo en la mira del FAL...
Mientras cargaba lentamente el agua miró hacia algo que resaltaba entre unas rocas y la vegetación... al acercarse comprobó que era el correaje de una mochila.

Había hallado la mochila de Max.
En el campamento revisó las cosas. Había algo de ropa, un MP4, algunos alimentos, una cámara fotográfica digital sin baterías, una navaja suiza, elementos de higiene, algunas fotografías familiares, los documentos del joven y una libreta de tapas de hule negro, era ni mas ni menos que el diario de viaje del chico. Guardo todo otra vez en la mochila. Dieciséis horas después estaba en el refugio Trömen, a 11 kilómetros de Blest. Encendió el fuego en la cocina de leña y mientras hervía algo de arroz leyó el contenido de la libreta. .....................................................................................................................................

Día 1

La tarde cerró preciosa y los paisajes son increíbles, ojalá Laura es
tuviera aquí conmigo para ver estos cerros y estos bosques. La belleza es sobrenatural. Voy a preparar algo para cenar y luego intentaré pescar algo en el Machete. Algo raro pasó mientras estaba pescando, primero escuché unos sonidos raros, parecidos a aullidos en lo profundo de la vegetación en la margen opuesta del arroyo. Luego vi moverse sombras entre los árboles, confieso que me dio un poco de miedo y agradezco al guardaparques que me haya prestado la pistola.
Día 2

Anoche dormí intranquilo en mi bolsa con el arma preparada. Pero no pasó nada. Hoy el día esta nublado y parece que lloverá, así que voy a acercarme a la desembocadura del arroyo donde vi una rocas para hacer mi campamento, allí estaré resguardado. Hablé con Laura y mamá. No quise preocuparlas y le dije que todo esta bárbaro. Quizá me haya imaginado cosas, o lo que oí sea normal en los animales de por aquí. Paró un poco la lluvia y pude encender el fuego para cocinar. Hice un risotto de sobre que estaba genial. De postre café con miel y frutas secas.Buenísimo La temperatura bajo bastante y el cielo esta estrellado. La luna esta espectacular pero a lo lejos parece venir otra tormenta.
Día 3

Llueve mucho y estoy encerrado en la carpa. No tengo mucho para hacer pero no puedo escuchar música... cada vez que enciendo el aparato me parece oír los sonidos de la otra noche. Cuando mejore el tiempo creo que me volveré, el GPS no funciona bien y tengo miedo de perder el rumbo. Hable con papá y se rió de mis desventuras, pero se puso contento por el descanso, como siempre su ultima palabra fue “cuidate”. Voy a tener que aflojar con el teléfono porque se esta agotando la batería y en este bosque no veo ningún enchufe. Je Je!.
Día 4

El sol está a pleno. Hoy adela
nté mucho camino. Decidí no usar el GPS porque no está confiable. Solo uso los mapas de los italianos. Son bastante exactos. Lo único que no entiendo son los símbolos raros que hay anotados cada tanto. Que querrán decir? Esta tarde me asusté otra vez. Vi algo entre los arboles que venía hacia mi y le disparé. Escuche unos gritos animales y unas corridas. Volví al campamento y decidí cambiar de lugar. Ahora estoy a unos 27 km. de Blest. Justo en el limite del bosque. Tengo miedo. Estoy con la pistola a mano, algo se mueve en el bosque. No estoy seguro de lo que sea. Les tome varias fotografías. No puedo dormir. Hice varias fogatas alrededor de la carpa para ahuyentar esas cosas. Incluso les disparé varias veces pero no se alejan.
Día 5

Descubrí que los signos en el mapa coinciden con los lugares donde están ellos. Decidí cortar camino para ahorrar unos kilómetros. Estoy verdaderamente asustado. Por suerte tengo la pistola, aunque deberé ahorrar munición, solo me queda un cargador y medio, por suerte el fuego los mantiene lejos. Pero me falta agua para el ultimo tramo. Tendré que volver hasta el arroyo a proveerme. Quien diría que extrañaría la lluvia!!!.

Día 6

Anoche se acercaron a pesar de las fogatas, se llevaron la comida y la mayoría del equipo. No están el teléfono ni el GPS. No me dejaron las cuerdas ni el pico de escalar. Tendré qu
e fabricar uno. Anoche vi la luces del Blest y el Ortíz Basualdo. Estoy cerca. Si llego al filo lo conseguiré. Tengo que viajar liviano así que voy a esconder la mochila con la cámara. Si lo logro volveré, con la gendarmería a buscarla. Creo que logré fotografiarlos, pero se agotó la batería y no puedo verlo. Si no lo logro quiero que sepas que siempre te amé, mi bella Laura, que estoy pensando en vos todo el tiempo. Te amo mi amor! Papi, mami quiero que sepan que son los mejores padres del mundo, los quiero, ojalá lo logre. Si eso pasa juro que nunca mas saldré de Misiones. Son las dos de la tarde. Los veo moverse en la espesura. Solo me quedan siete tiros así que debo apurarme. Maximiliano Luis Vignatti. .....................................................................................................................................

Una lágrima corrió por la mejilla del guardaparque.
Cerró la libreta y empacó las cosas.
Veintitrés horas después estaba en Posadas con los padres de Max.
Les entregó las cosas del chico e inventó una historia mas o menos aceptable sobre pumas y jabalíes salvajes... el padre del muchacho leyó en los ojos del guardaparque la verdad. -
-Dígame por Dios que le pasó a mi hijo!.. le gritó la madre aferrándole la r
opa y con el rostro arrasado de llanto.
- No lo sé señora, hay algo en esos bosques, pero no sé que es. Lo lamento. El padre y la novia de Max lloraban calladamente al otro extremo del living
- Gracias Darío. Nunca olvidaremos lo que hizo por mi hijo. Sabemos que dejó el servicio. Si viene a nuestra provincia sepa que siempre será bienvenido. Le dijo el padre con un gesto de profundo agradecimiento.

- Lo sé, gracias. Adiós.
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Las autoridades de Gendarmería y del servicio de Parques Nacionales jamás dieron una explicación oficial sobre la desaparición de Maximiliano Vignatti ni de ninguna de las otras 23 personas que desaparecieron en el área a lo larg
o de medio siglo. Tampoco se conocieron las fotografías que tomó el joven ni se hicieron comentarios sobre los motivos del alejamiento del servicio del Jefe de guardaparques Rionegrinos Darío Remori.


Ciudad de Villa La Angostura – Hoy



En la computadora personal del Guía de montaña pueden verse las borrosas fotos de varios seres de gran estatura y el cuerpo cubierto de vello... completamente peludos y de aspecto simiesco.... pero con las miradas inteligentes y crueles... con los ojos extraordinariamente lúcidos


sábado, 13 de agosto de 2011

El Desterrado


- Créeme, es una buena oportunidad... es solo por unos meses, hasta que vea la manera de traerte de vuelta; es eso o te quedás sin laburo... Gustavo le decía esto mientras se quitaba
el saco y ocupaba aquel magnífico sillón de cuero de su oficina. Marco miraba fijamente un adorno de cristal sobre el escritorio - Te parece? Por qué allá? No hay otros puntos donde me puedan mandar?
- Vos sabés que eso no es de mi área, contestó Gustavo, yo sólo puedo sugerir... y lo mejor que te conseguí es eso; desde que se decidió la reestructuración de personal hay muchos que se quedan en la calle, da gracias
que pude convencerlos de lo que valés... Marco no miraba los ojos de Gustavo. Recordaba sin embargo perfectamente cuando Gustavo le había suplicado que hiciera algo para conseguirle un trabajo en la compañía de comunicaciones en la que Marco era técnico.
Desde el mismo momento que entró su gran verborragia y su don de gentes lo había hecho progresar en el área administrativa al punto que se
había convertido meteóricamente en gerente de personal. - Y cuándo empezaría?... con resignación y fastidio, Marco aceptaba el traslado estampando su firma en el nuevo contrato. - Mañana mismo si tomás el micro de la tarde. Esa noche Cecilia lo miraba con cara rara, de gesto indescifrable. - Calmate Marco... es por unos meses, lástima que justo ahora conseguí este trabajo y no quiero dejarlo... además está el departamento; si nos vamos los dos perdemos el adelanto del alquiler y el depósito... Marco era el típico hombre invisible. Aquella clase de persona que cuando van al colegio se sientan en las filas centrales, ni al frente como los estudiosos ni detrás como los traviesos. Para los festejos, fiestas o cumpleaños solo era invitado si tenía la suerte que alguno lo recordara o recordase su nombre, ya que con frecuencia ni sus propios compañeros recordaban su apellido.
Como estudiante no era mediocre ni tampoco brillante, pero lo bastante bueno
como para lograr una pasantía como técnico en una importante empresa de telecomunicaciones, en la que quedó como empleado después de recibirse. Su vida era tan anodina como su carácter, vivía solo en un pequeño departamento alquilado y si bien era de aspecto agradable y educado, no se le conocían novias o amistades.
Hasta que conoció a Cecilia.

Una tarde caminaba por el centro cuando escuchó g
ritos de mujer a sus espaldas. Unos delincuentes en moto estaban asaltando a una joven, forcejeando con ella para quitarle el bolso. Sin pensarlo, actuó dándole un golpe a uno de ellos y empujando al piso al conductor de la moto. De inmediato se detuvo un patrullero y los policías redujeron a los cacos.
Así conoció a Cecilia.
Ella quedó deslumbrada con su salvador y al cabo de un tiempo se hicieron novios.
Solo a partir de entonces Marco pareció brillar un poco con luz propia y salir de su ostracismo y gran timidez. Hasta que luego de un año decidieron vivir juntos.
Cecilia se encargó de conseguir un departamento mas grande que alquilaron juntos, y se mudaron a los pocos días.
Mientras tanto Cecilia consiguiera trabajo, él correría con los gastos. .....................................................................................................................................

Una tarde mientras volvía del trabajo en el tren se en
contró con Gustavo, un compañero de escuela que no veía desde hacía tiempo.
- Estoy en la lona, hermano... le había dicho Gustavo sin m
irarlo a los ojos, perdí el laburo por un lío de polleras con mi jefe y ando en banda.... Luego de charlar un rato Marco se sentía fastidiado con el encuentro porque no tenía interés en oír lamentos ajenos, sin embargo le prometió ver que podía hacer, intercambiaron direcciones y teléfonos y Gustavo bajó dos estaciones antes que él
Tres días después al volver del trabajo se sorprendió al oír voces cuando abrió la puertas de su departamento...

- Hola mi amor... acá estoy con tu amigo
Gustavo, llegó hace un rato y le serví un café mientras te esperábamos...
- Como andás querido? Le dijo Gustavo a modo de saludo.

Marco se sintió muy molesto por aquella invasión sin permiso de su ex compañero de colegio y durante la cena (Cecilia lo había invitado a quedarse) se mantuvo callado, solo le dijo que existía la posibilidad de un puesto en la administración.
- Donde sea!!!, todo viene bien...
Marco entendió que para evitar nuevas visitas sin aviso debía hacer algo
, así que recomendó a Gustavo, quien gracias a eso logró entrar en la empresa. En menos de dos años había logrado posicionarse como gerente logrando un salario varias veces superior al de Marco.
Tiem
po después Cecilia decidió que quería trabajar
- Ahora que Gustavo está en personal, tenés que recordarle el favor que le hiciste, yo quiero trabajar!!!
Finalmente Marco cedió y habló con Gustavo. En menos de una semana Cecilia había conseguido trabajo como secretaria ejecutiva.... de Gustavo.
Justo en esos días se corrió el rumor en la empresa que se pensaba reestructurar el área técnica y que varios quedarían fuera.
Y así fue.
Gustavo los reunió una tarde con la mala noticia
- Vos no te hagas problemas, Marco... ya me aseguré de que tengas algo, le dijo en privado.
Ese algo era un puesto en una torre de comunicaciones perdida entre las dunas a pocos kilómetros de Aguas Verdes, en la costa bonaerense. En ese lugar vivían en forma permanente dos técnicos, que tenían libres dos días a la semana, y si bien el sueldo era mas importante que el que ahora cobraba, tenía un gran problema por delante.

- Es solo por un tiempo me dijo Gusti, le confesó Cecilia, en cuanto surja algo te trae de vuelta, tené paciencia...
Siempre había sido una persona paciente, pero esto lo superaba. ..................................................................................................................................

Dos días después llegaba con la camioneta de logística a la torre 7 (que así se llamaba aquel lugar) le había tocado de compañer
o el manco Díaz, un técnico que había perdido la movilidad de los dedos de la mano izquierda en un accidente y al que no querían indemnizar.
El lugar no era feo. Se hallaba a doscientos metros de la playa y a cinco k
ilómetros del Balneario de Aguas Verdes, tenían una camioneta y un cuatriciclo para moverse y la casa tenía todas las comodidades.
Solo que la soledad de aquel lugar abrumaba, en septiembre ni turistas ni mucho menos locales se movían por el arenoso camino que llevaba al pueblo.
Hablaba con Cecilia todos los días. Ella parecía feliz y no demostraba extrañarlo mucho... sin embargo siempre le decía que Gustavo estaba haciendo todo lo posible por traerlo de vuelta. El manco no tardó ni una semana en conseguir una novia en el pueblo y a los quince días decidió mudarse con ella.
- Si hay algún problema vos me llamás por el handy,
yo vengo a la mañana y me quedo hasta las tres, vos hacé lo que quieras, pero a la noche encargate de la torre, que yo me quedo en lo de la Luisa, entendés?, le había dicho Díaz sin mayor derecho a réplica. Los días pasaban y la paciencia de Marco se resquebrajaba.
Solo cuando caminaba por la playa parecía distenderse y sentirse tranquilo, desde ella se divisaba la torre, que lucía en medio de la nada como un Cíclope, que todo controlaba...


En aquel páramo a veces sólo se veía un madero, o un ave... tal la abrumadora soledad en la que había sido desterrado, porque así se sentía; desterrado de sus afectos, su vida y su futuro.

En ocasiones el pecho se le oprimía de angustia, pensaba en Cecilia y la tranquila vida que llevaba hasta entonces y sufría.
Una tarde se sentó en la playa mientras sus ojos se perdían en el horizonte; sintió sueño y se recostó en la arena, dejándose adormecer por el sonido de las olas. Al rato despertó creyendo oír una suave melodía cantada por una fina voz femenina... abrió los ojos mientras en sus oídos se filtraba aquella dulce voz, que se oía lejana entre el viento. Se incorporó de un salto y miró hacia todos lados sin ver mas que soledad y arena. - Debo estar alucinando, pensó. Lo que no podía imaginar es que unos ojos increíblemente azules, los mas azules, bellos y húmedos ojos que jamás se hubieran posado en un hombre estaban fijos en él... Se levantó, sacudió la arena de sus ropas y se encaminó hacia la torre. El manco había viajado a la Capital la tarde anterior a buscar unos electrodos y volvió cabizbajo. No lo miraba a los ojos y le entregó las cosas que le mandara Cecilia en un bolso, - La viste? Como está?... te dijo que me extrañaba? Habían sorteado los turnos para viajar a buscar los repuestos y al manco le había tocado el primero, así que le encargó ir a su departamento y llevarle algunas cosas que había comprado en Aguas Verdes a Cecilia y de paso traer algunas cosas que le había pedido a ella por teléfono.
-Todo bien, Marquito, todo bien... le respondió mientras se subía a la camioneta. Me voy a lo de la Luisa, te veo mañana, pibe.

Esa noche se quedó pensando en la mirada del manco, como si hubiera querido decirle algo si atreverse. Esperó la mañana casi sin dormir para sacarse la duda preguntándole. Pero el manco no vino. Lo llamó desde el pueblo para decirle que era el cumpleaños de la nena de su novia y que se quedaría hasta la tarde.

Fastidiado, Marco se fue a caminar por la playa, único lugar donde se sentía en paz. Mientras caminaba volvió a oír aquella melodía que surgía de una dulce voz femenina. Se detuvo. La voz se oía con claridad, pero mezclada con el ruido de las olas y el viento no se podía identificar de donde provenía.
Buscó entre las dunas, en la playa... incluso mas allá de la línea de la marea, pero solo sus huellas se veían hasta el horizonte. - Me estaré volviendo loco?, pensó.
Entre las olas, la fuente de aquella voz y dueña de aquellos maravillosos y únicos ojos azules lo miraba sin perder detalle de su espalda, sus manos y su caminar lento hacia el cíclope que se veía entre las dunas...
Al llegar, decidió contarle sus alucinaciones a Cecilia y confesarle que estaba harto, que renunciaría y se volvería a la ciudad cuanto antes. Buscó su teléfono y descubrió que por error se lo había llevado el manco, dejándole el de él. Tuvo que buscar en su agenda el número del nuevo celular de Cecilia y que no recordaba. El teléfono sonó dos veces y la mujer atendió... antes que él pudiera pronunciar ni una palabra, escuchó una voz de fondo que decía: - Dónde me pusiste los pantalones que me saqué anoche? Los dejé sobre el sofá y ahí no están... - Hola, hola... la voz de Cecilia tapaba la del hombre. Un rayo de dolor partió el corazón de Marco... una angustia sin nombre y una decepción única se apoderaron de su alma. Cecilia estaba con Gustavo. En su departamento. Traidores.
Marco estaba como loco... tomó su pistola y pensó en quitarse la vida, tal el dolor que no lo dejaba respirar... cuando llevaba el cañón a la sien, volvió a oír la melodía, aquel canto suave y dulce que de inmediato lo relajó, al punto de arrojar distraído su arma en la arena... En ese momento llegaba el manco en la camioneta. - Vos sabías lo que pasaba y no me dijiste nada, desgraciado, le recriminó.
- Que querés que haga, pibe... solo soy un viejo, no me gustan esos líos... todo el mundo sabía que Gustavo le había echado el ojo a tu novia, que se la iba a levantar tarde o temprano... incluso la idea de reestructurar fue de él para mandarte lejos... perdoname, pero si te lo decía se armaba el desastre... se disculpaba el manco mirando la gorra que apretaba con sus manos, mientras de bajaba un vaso de ginebra.

Marco se puso la campera y sacó el cuatriciclo a la paya. Estaba oscureciendo y partió a toda velocidad hacia el mar.
Estuvo conduciendo como loco por las dunas hasta que agotó el combustible, dejó el vehículo en la arena y siguió a pié hasta la línea de las olas. La noche ya estaba cerrada cuando se recostó en la arena con los ojos arrasados de lágrimas, angustia y soledad. Unas manos increíblemente delicadas le estaban acariciando el rostro cuando despertó... la luz del sol de la mañana lo cegó un momento sin permitirle ver quien estaba junto a él. Se incorporó y la vio.
Primero sus increíblemente bellos ojos azules, luego el cabello del color del sol, las manos largas, bellas y finas... el cuerpo increíble, que desnudo se hallaba a su lado. Solo sus piernas eran raras, pero igualmente bellas.

Creyó alucinar... no podía ser cierta aquella sirena. Esa increíble nereida que estaba recostada junto a él

La dulce voz cantaba en un idioma desconocido y lo invitaba a seguirlo hacia las aguas... se incorporó y la siguió entre las olas.
A un mundo feliz donde ya nunca mas volvió a sentir angustia o soledad. .....................................................................................................................................

El manco dio un grito cuando junto con la policía encontraron el cuatriciclo entre las dunas. Un rato antes habían encontrado el arma, que no había sido usada.
Siguieron los pasos de Marco hasta la línea de la playa, fotografiaron sus huellas y los extraños rastros que junto a los de él, se dirigían al agua.
Luego de unos días sin que el cuerpo apareciese, se concluyó que Marco se había ahogado.
Cinco años después de la desaparición de Marco:
La historia de Cecilia y Gustavo había terminado mal, un par de años después del presunto suicidio del técnico de la torre 7, su antiguo jefe de personal había sido despedido de la empresa... corría el rumor que había intentado tener un romance con la amante del presidente de la compañía.
Cecilia había quedado sola, con el tiempo había renunciado a su cargo en la empresa. Sus compañeros la trataban con extrema frialdad ya que la culpaban de la suerte de Marco. Incluso ella misma no se perdonaba aquella infidelidad.

Ese otoño los vaivenes de su vida la habían llevado al balneario de Aguas Verdes y estando allí decidió caminar por la playa hasta la torre de comunicaciones 7, donde Marco había desaparecido.
El sol de la tarde lentamente languidecía por el oeste mientras ella miraba el mar pensando en la buena persona que ella había empujado al abismo.
No imaginaba que un par de ojos increíblemente azules la miraban con indecible rencor desde las olas... y que otro par de ojos, que alguna vez la habían mirado con amor, ahora la miraban con indiferencia mientras nadaban apaciblemente en la marea....